15.11.05

Cuando el silencio es más importante que las palabras

Estos días he visto dos películas magníficas con un denominador común: en ambas, el silencio, los momentos donde “no pasa nada”, (pero pasan mil cosas), son omnipresentes. Si no las habéis visto, os las recomiendo.

El camino a casa

Esta película es un alegato al amor. Cuenta, sin caer en tópicos ni cursilerías, la historia entre un maestro y una campesina en una aldea china de mediados del siglo pasado. Su valor radica en su belleza: su increíble fotografía y su banda sonora, los pequeños gestos, las miradas... sólo por eso, al margen de la historia, ya merece la pena verla.

Y el caso es que la película, si no os aburre (que a mucha gente le pasará) consigue meterte hasta el fondo de la historia, y transmitir unas sensaciones que pocas películas consiguen despertar. Uno de sus mayores logros es conseguir que hagas tuya la historia de una vieja campesina china que vive en una aldeucha de mala muerte, aferrada a tradiciones absurdas. Al principio de la película tuve la sensación de que la quitaría a los 10 minutos, porque pensé que la historia no me iba a interesar en absoluto. Pero me mantuvo pegado a la pantalla hasta el final, y, qué queréis que os diga, le cogí cariño a la vieja, y sus tradiciones dejaron de parecerme absurdas. Tiene mérito.

La vida secreta de las palabras

Una mujer que pasa por la vida sin pena ni gloria; sin amigos, sin ambiciones, sin intereses... simplemente dejando pasar los días, uno tras del otro. Hasta que su jefe la presiona para que tome sus primeras vacaciones en varios años, y ella, sin saber qué hacer con ese tiempo, acepta un trabajo de dos semanas como enfermera de un hombre herido en un accidente, lo que la obliga a trasladarse a una estación petrolífera.

Allí, encontramos un lugar más muerto que vivo. Tras el accidente, la estación está en peligro de cierre, y sólo quedan en ella un puñado de trabajadores de mantenimiento. Cada uno de ellos tiene una historia detrás, que explica, (o al menos deja intuir), qué les ha llevado a pasar su vida en una plataforma perdida en medio del océano.

El hombre al que tiene que cuidar la enfermera también tiene su historia, y la película se convierte en un juego de preguntas sin respuesta, de miradas cargadas de significado, de sonrisas de complicidad y lágrimas de dolor, según van avanzando el camino de conocerse el uno al otro.

Entre medias, una bonita fotografía y una banda sonora encantadora.


Pues eso, que no había escrito nada sobre cine, y me apetecía. Si veis alguna de las dos, espero que os guste ;-)

Comentarios:
He visto el comentario de la peli en FilmAffinity y me ha llamado la atención. ¡Sugerencia aceptada!
 
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